Hoy me ha escrito un chico argentino que estuvo por aqui hace, al menos, 4 años. Sólo me dio una pista, había ido a su casa y me había espiado mientras me duchaba. Le recordaba perfectamente, recordaba su casa, el curso sobre aviones que estaba realizando, incluso partes de nuestras conversaciones.
El chico no daba crédito y se lo creería menos si supiera que no conservaba registro de su teléfono.
Como éste, otros se sorprenden de que reconozca su voz, aunque no les haya visto nunca o de que recuerde los años que hace que son mis clientes.
Pues normal que los recuerde, mi trabajo no me resulta indiferente. Podría haber llegado a ser rutina, desnudarme delante de un hombre distinto sin emoción, sin un punto de excitante pudor; pero sigo entregándome a cada hombre como si fuera la única vez en que yo adulterara o como si de nuestra noche de bodas se tratara.
Así que, aunque nunca pregunte sus nombres, conservo como perlas los recuerdos que me regalan.
Besos
Doy fe de todo ello.
Comentario by pedro bond — 18/09/2017 @ 6:05 pm