Perlas en el recuerdo
Hoy me ha escrito un chico argentino que estuvo por aqui hace, al menos, 4 años. Sólo me dio una pista, había ido a su casa y me había espiado mientras me duchaba. Le recordaba perfectamente, recordaba su casa, el curso sobre aviones que estaba realizando, incluso partes de nuestras conversaciones.
El chico no daba crédito y se lo creería menos si supiera que no conservaba registro de su teléfono.
Como éste, otros se sorprenden de que reconozca su voz, aunque no les haya visto nunca o de que recuerde los años que hace que son mis clientes.
Pues normal que los recuerde, mi trabajo no me resulta indiferente. Podría haber llegado a ser rutina, desnudarme delante de un hombre distinto sin emoción, sin un punto de excitante pudor; pero sigo entregándome a cada hombre como si fuera la única vez en que yo adulterara o como si de nuestra noche de bodas se tratara.
Así que, aunque nunca pregunte sus nombres, conservo como perlas los recuerdos que me regalan.
Besos
Doy fe de todo ello.